Más evidente que nunca. Contorsiones de la voz y antojos vocales.

jueves, 7 de octubre de 2010

Movimiento




En México nunca parábamos de bailar. Se caían los árboles, empezaba el otoño, se tensionaban los textos, ardían las pocas cosas que compartíamos. Siempre nos mirábamos de frente, fruncía la boca, mordía un mechón de pelo, aclaraba la voz. Pero el baile persistía. El baile, la luz de las calles, farolas prendidas, la muerte, el polvo de los camarotes. El velo, su prisa, las pataletas de ambos; el estrépito de su paso entre los hombres, la silueta de su canto. Bullentes y averiados, clamaban las cintas, las aves, y así y así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario